En el año 1998 un grupo de empresarios y viticultures, todos ellos vinculados a la Ribera del Duero, afrontan a fundación de Bodegas Imperiales.

Este año y después de un ingente trabajo de investigación, se inicia la cosntrucción de la bodega, en una de las zonas de Ribera del Duero con mayor tradición vitivinícola poseedora de viñedos muy viejos y una extraordinaria calidad.

Desde su fundación Bodegas Imperiales ha realizado una decidida apuesta por la calidad. Vinos de alta calidad que reflejen las características de nuestro suelo y de las variedades autóctonas de nuestra tierra.

Nuestros vinos

Nuestros viñedos

Bodegas Imperiales posee un total de 21 has de viñedo propio de la variedad Tinta Fina en los términos de Aranda de Duero y La Aguilera. Así mismo controla otras 80 has, de la misma variedad, repartidas entre los pueblos de Gumiel de Izán y la Aguilera. De todas ellas se obtendrá la uva para la elaboración de nuestros vinos lo que nos permite tener un conocimiento y control total del viñedo durante todo su ciclo vegetativo, y de esta forma conocer en todo momento la calidad de la uva y su estado de madurez óptimo antes de su llegada a bodega.

Toda la plantación está formada en vaso, como se hacía tradicionalmente en esta región. Las edades del viñedo están comprendidas entre los 15 de los más jóvenes hasta los más de 100 años, de viñas prefiloxéricas plantadas en el año 1900. Al tratarse de un viñedo tan antiguo, está repartido en numerosas parcelas con diferentes tipos de suelos (arenosos, calizos, franco-arcillosos). Esto nos permite obtener uvas, que aún tratándose de la misma variedad, son totalmente diferentes debido a ese carácter que les imprime su terruño particular.

La densidad de plantación media se sitúa entre las 1.500-2.500 cepas por hectárea. Con todo esto conseguimos una producción por hectárea de entre 2.000 y 4.000 Kg de uvas. Llegando incluso a los 1.000 kg por hectárea en los viñedos más antiguos, lo que supone prácticamente uno o dos racimos de uva por cepa.

Todas las labores de poda y recolección se realizan de forma manual. De este modo, en la época de vendimia, se realiza una importante selección en campo de la uva que va a ir a la bodega.

Elaboración

La fermentación alcohólica se realiza en su mayor parte en depósitos de acero inoxidable. Una pequeña parte de la uva especialmente selecciona lo hace en barricas de roble francés de 900 litros de capacidad.

Una vez que la uva está en el depósito, tras ser despalillada y ligeramente estrujada, se hace una maceración prefermentativa en frío durante 3-5 días a una temperatura de 4-6 ºC, lo que nos permite una mayor extracción de antocianos y precursores aromáticos.

Pasados estos días dejamos que se eleve al temperatura de forma natural y comienza la fermentación alcohólica, que consiste en la transformación de los azúcares de la uva en alcohol, así como la formación de otros compuestos secundarios que van a dar lugar al vino. En esta etapa se realizan diariamente remontados y delestages para mantener en contacto en todo momento el mosto con los hollejos de la uva. Una vez finalizada la fermentación alcohólica se continúa macerando la uva entre 7 y 15 días.

Terminada la maceración se efectúa el descube, separando la parte líquida de los sólidos y se procede al prensado de la pasta. Este se a realiza a muy bajas presiones para evitar la rotura de las pepitas y la extracción de compuestos indeseados.

La segunda etapa de este proceso consiste en la fermentación maloláctica. Esta la realizamos en barrica de roble y tiene una duración bastante variable en función del contenido de acido málico que tenga la uva cada año.

Crianza

La crianza se realiza en una nave semienterrada que permite que las condiciones de humedad y temperatura permanezcan constantes. Nuestro parque de barricas está formado por unas 400 barricas de roble francés de diversas procedencias y 500 de roble americano.

El vino se somete a una crianza en barrica durante un periodo de 12-15 meses en el crianza y de 16-18 meses en el caso del reserva. Durante este tiempo se realizan diferentes trasiegos con el fin de ir limpiando el vino, ya que posteriormente no lo vamos a someter a ningún proceso de clarificación, estabilización o filtración severo.

Un vez que ha finalizado su proceso de envejecimiento en barrica se realizan los coupages y se procede al embotellado del vino, que permanecerá en nuestro botellero hasta que alcance el momento óptimo para salir al mercado.